miércoles, 15 de marzo de 2017

LA IMPOSIBLE ANULACIÓN DEL OTRO

Seguimos, en tanto, buceando e indagando algunas bases culturales que han servido, sirven, de sustento a este fenómeno, a este animal extraño que gobierna el país desde Diciembre 2015 y que se denomina "Cambiemos".

Confieso que pasé un largo año de duelo, antes de poder intentar alguna reflexión respetable.

Sentí, por que no decirlo, dolor, angustia, desazón, resignación. Un aroma a "todo perdido" se apoderó de mí por varios meses. Finalmente, aquí estamos, parecidos a la cigarra, porque si algo he averiguado en este largo año amarillo, es que todo, absolutamente todo,  sigue estando en disputa.

Vamos, brevemente, al título de esta entrada.

Cambiemos no es original ( entre tantas cosas que no es). Se propone, como no, anular al "otro". En este caso, el "otro" viene a ser todo aquello que huela, un poco, un poquito, a kirchnerismo.
No es novedoso esto en la historia Argentina. Hubo antes tantos y tantos que quisieron anular, suprimir, borrar experiencias, para comprobar luego que estas regresaban, pervivían, y aún se consolidaban acaso con mayor vigor luego de los intentos de supresión.

Cambiemos tiene ( tenía en sus primeros días, ahora ya casi nada) un tono amable, amigable, verde, natural, cercano, unificador. Claro, repito, unificador de todo aquello que no estorbase su ecuación nacional. Vale decir, nada, ni una pizca, de palabra k.

Bien, como tantas y tantas otras veces, esta misión, además de torpe y estúpida, es imposible,
La experiencia Kirchnerista duró 12 años, y, por las razones que fuesen, una estimable porción de la sociedad consideró en ese tiempo que su vida había mejorado un poco, un mucho, un algo. Algo.
Muchos lo creían aún hasta el último día de CFK en el gobierno.
Muchos lo creen, y lo reafirman aún hoy.

Una porción interesante de argentinos creemos que, aún con sus falencias, que las hubo, aún así pasaron cosas buenas en 12 años. De ninguna manera compartimos ni tributamos con el relato "Cambiemos" de que fuimos víctimas de una estafa. De que todo fue un error, un fraude, un encantamiento.

No. Muchos de nosotros nos resistimos y nos resistiremos a confirmar esa miserable versión, acotada, tendenciosa, falaz. Más por el contrario, el permanente intento de "Cambiemos" por borrarnos o distorsionarnos la experiencia k de la memoria no hace más que reconfirmárnosla.

Cambiemos se propone un imposible. Se propone totalizar la historia bajo el slogan de la unión absoluta,  apabullante,  asfixiante.  La unión de los argentinos, cándida, inverosimil.
Nada de esto ocurrirá. La historia es la historia de la tensión social. Y es la historia de la búsqueda y de la confirmación de identidades. Se es algo. O se es otra cosa. Y se acepta esa elección. De ninguna manera se puede ( ni se debe) ser todo. Es lo mismo que no ser nada.
Nosotros, algunos, muchos, pocos, unos cuantos tal vez,  obtuvimos alguna identidad en el lapso 2003 - 2015. Un poco, un mucho, un algo. Pero la obtuvimos.

Y lo único que sentimos frente al verdugo que nos quiere anular esa identidad es rechazo, resistencia, repulsión. No sentimos otra cosa.

Cambiemos se propone pasar al olvido o al repudio esos 12 años.

No lo logrará.

Ya lo decía un viejo tema de Andrés Calamaro: "lo que quise olvidar es lo que voy a recordar".

Y vaya que lo estamos recordando.



No hay comentarios:

Publicar un comentario