Existen en la Argentina
Enojados generacionales.
Son personas que, depende la década
Guardan silencio, miran para otro lado
Omiten, callan, incluso festejan y brindan también.
Personas que no se indignan seguido ni asisten a marchas políticas.
Curiosamente, si esa década cambia
Repentinamente se enojan por todo.
Todo es un escándalo. Todo está mal.
Y así, de golpe, todo es corrupción, violencia, inseguridad
Atropello, injuria, división, deshonor a la patria.
Incluso hasta se enojan por la pobreza!!
Estos mismos enojados generacionales
Que no se enojaban por nada diez años antes.
Ahora hasta se preocupan por la inflación.
Llama la atención su brusco y, casi decimal enojo
Acorde a los tiempos.
No es que les vaya muy mal ahora...
Incluso hasta les va mejor.
Sin embargo, "algo" no les agrada, por eso su constante humor del carajo.
En lo personal.
Diez años más...diez años menos.
Me gusta más la gente que se sabe enojar siempre por las mismas causas...
Martín Moreno.
jueves, 26 de febrero de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
LOS QUEBRANTADORES
Trabajan día y noche.
No descansan.
Se especializan es erosionar la fe ( sobre todo la de los otros)
Su tarea es demoler todo aquello que no les agrada.
Son pacientes, metódicos, determinados.
No pierden la compostura, ni la frialdad.
Se apasionan poco. O nada.
Odian con educación y cálculo.
Perseveran, cautelosamente.
Nunca pierden el paso.
La verdad que profesan es sagrada.
Pero la que no comparten, es intolerable.
Se dedican a quebrantar todo lo que no les conviene.
Ideas, palabras, banderas, religiones, convicciones, colores, lo que fuere.
Si no les gusta, lo quebrantan.
Cuentan con tiempo, espacio, paciencia, recursos, maneras...
Ante semejante embate, quedan sólo dos alternativas:
O sumarse a los quebrantadores.
O dudar un poco, y redoblar la convicción en lo quebrantado.
Todavía me anoto en la segunda.
Martín Moreno.
No descansan.
Se especializan es erosionar la fe ( sobre todo la de los otros)
Su tarea es demoler todo aquello que no les agrada.
Son pacientes, metódicos, determinados.
No pierden la compostura, ni la frialdad.
Se apasionan poco. O nada.
Odian con educación y cálculo.
Perseveran, cautelosamente.
Nunca pierden el paso.
La verdad que profesan es sagrada.
Pero la que no comparten, es intolerable.
Se dedican a quebrantar todo lo que no les conviene.
Ideas, palabras, banderas, religiones, convicciones, colores, lo que fuere.
Si no les gusta, lo quebrantan.
Cuentan con tiempo, espacio, paciencia, recursos, maneras...
Ante semejante embate, quedan sólo dos alternativas:
O sumarse a los quebrantadores.
O dudar un poco, y redoblar la convicción en lo quebrantado.
Todavía me anoto en la segunda.
Martín Moreno.
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